
Michael Phelps: el niño con TDAH que hizo historia en las olimpiadas
Cuando Michael Phelps era niño, su energía parecía inagotable, pero en el aula esa energía era vista como un problema. Tenía dificultad para concentrarse, no podía quedarse quieto, y su mente saltaba de una idea a otra. Fue entonces cuando recibió un diagnóstico que cambiaría su vida: Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH).
Lejos de encontrar apoyo, una de sus maestras sentenció su futuro con una frase demoledora:
“Nunca lograrás nada en la vida.”
Palabras duras, especialmente para un niño que apenas empezaba a conocerse a sí mismo. Sin embargo, en lugar de rendirse, Phelps encontró un refugio, una vía de escape, un propósito: el agua.
En la piscina, todo lo que parecía un obstáculo en tierra firme se convertía en una ventaja. Su energía desbordante se canalizaba en cada brazada, su cuerpo largo y flexible se adaptaba perfectamente al medio acuático, y su mente, que en clase parecía dispersa, se enfocaba por completo. Lo que era considerado una debilidad, se transformó en su mayor fortaleza.
Le costaba leer dos párrafos seguidos, pero podía pasar horas perfeccionando su estilo de nado.
Y esa constancia lo llevó a lo más alto del deporte mundial.
Sus logros hablan por sí solos:
28 medallas olímpicas en total
- 23 de oro
- 3 de plata
- 2 de bronce

Con esto, se convirtió en el atleta con más medallas olímpicas de la historia, superando a todos los que lo precedieron. Además, ha logrado construir una carrera exitosa fuera del agua, acumulando una fortuna estimada en 100 millones de dólares.
Hoy, millones de niños y adolescentes en el mundo —entre un 5% y un 7% de la población menor de edad— reciben el diagnóstico de TDAH. Algunos lo ven como una limitación. Pero Michael Phelps es la prueba viviente de que un diagnóstico no define tu destino.
Su historia no solo inspira a jóvenes con TDAH, sino también a padres, maestros y cuidadores. Demuestra que, con el entorno adecuado, apoyo emocional, y una actividad que canalice la energía, los desafíos pueden convertirse en victorias.
Porque esa voz que un día le dijo “nunca lograrás nada”, fue silenciada por los aplausos del mundo entero.